Que se supone que te pasa
Marce?
Me preguntó desconcertadamente Leo esta tarde cuando se dio cuenta que ni yo sabía lo que sucedía, y peor aún, cuando le dije que ni siquiera intentar escribirlo ayudaría. Esta cuestión me parecía infinitamente difícil de responderle a mi amigo Leo, porque siempre se me ha dado bien hacer inmensos textos intentando explicar lo que me aqueja. Siempre me he ido directo al viejo cuaderno secreto de notas o frente al teclado y las cosas se quedaban quietas para que yo las pudiera escribir. Y luego cuando terminaba, de una extraña manera todo se sentía mejor. Esa siempre ha sido mi más grande salvación, porque aunque no pudiera resolver las cosas, al menos había logrado conseguir que no se quedaran tan dentro. Y hoy no puedo. Llevo semanas en donde mis pensamientos se han resistido a todo intento de definirlos en términos sencillos. Da la impresión de que ahora ya no están dispuestos a posar durante el tiempo suficiente como para que nadie le haga un buen retrato. Pero hoy me han animado a escribir un poco, e intentar hacerlo es lo menos que puedo hacer por aquel que siempre ha logrado leer que el silencio de este antevasin nada va bien.
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