Fueron una madre y una hija destrozada.
Fue darle la noticia a todos.
Fueron muchísimos amigos en la vigilia.
Fueron las preguntas de los compañeros de la universidad.
Fueron las maestras de toda su vida.
Fue el insecto que se ahogó y se quemo en la cera de las velas.
Fue la hermana que nunca lloraba la que se desmorono en llanto en la vigilia y en el cementerio.
Fue el sudor que escurría por la espalda de los sepultureros.
Fue mi mejor amiga que lloraba a mi lado.
Fueron los vecinos y los compañeros de la escuela.
Fue incomprensible.
Fue la manera en que pronto no pude recordar su rostro.
Fueron los mensajes con palabras sentidas y evocadoras.
Fue solo un pequeño ángel.
Y fue el hombre alto en la colina durante el entierro que puso todo en palabras:
El cielo ahora tiene un nuevo ángelito.
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