Dicen que a través de las palabras, el dolor se hace
más tangible. Que podemos mirarlo como a una criatura oscura. Tanto más ajena a
nosotros cuanto más cerca la sentimos. Si uno de estos pequeños granitos
enferma, el resto del organismo enferma también. Pero yo siempre he creído que
el dolor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, el más
hondo.
Es
el mío.