viernes, 28 de septiembre de 2012


Escribo sobre sentimientos que no siento ni vivo, me he acostumbrado a eso. Pero qué sentimiento quieres que te escriba si no tengo ninguno. Si el vacío que tengo aquí es lo único que hay. El vacío nunca es malo. Asociamos vacío con tristeza, pero yo ya no la siento. Ni tristeza, ni felicidad, ni celos, ni euforia, ni ganas de llorar. Ni siquiera ganas de huir. No sé si eso está bien, pero mi corazón duerme. Está agotado.