No supo encontrar una solución, se
abandono al tiempo, se abandono al dolor. Su peor enemigo siempre vivio en su interior,
se alimentaba de la esperanza que invadía su corazón, de las miedos
& el frió que la mantenían en vela temblando en cualquier rincón.
Sus lágrimas
siempre fueron su mayor adicción, las gotas saladas hacían que creciera su
capacidad de destrucción. Ella nunca hablo, permaneció callada
mientras alimentaba aquello que le producía tanto temor.
Se hallaba perdida buscando una luz que ella misma apago, buscando una mano que ella misma rechazo.