domingo, 14 de octubre de 2012


Como una maquina programada para hacer lo mismo una & otra vez, así actúa mi vida sin querer. Admito que no proceso todo lo que siento, me cuesta digerir ciertas cosas & otras, ni cuenta me doy de lo que de verdad está sucediendo. Día tras día, me transformo en un robot programado, esperando, ansiosa de que algo grande & asombroso me suceda. No quiero importantes sobresaltos, sólo algo interesante para resaltar con un fibron fluorescente al final de mi camino. Quizás pretendo demasiado pero prefiero echarle toda la culpa a mi esperanza que no se deja marchitar tan fácilmente. La rutina te termina matando –dicen por eso de vez en cuando cambio el viaje de regreso, agrego un dulce a mi desayuno & hago cosas estúpidas solo para recordarme a mi misma que aun existo. Juro que a veces lo olvido. Pero no puedo dejar de ser leal a mis principios, de escuchar la misma canción a la misma hora en el mismo día, & de tener esos hábitos tan quisquillosos. Lo único que espero de esta inmutable vida es recibir una noticia de él, la persona a la que le escribo sin saber que existe.