¿Exigente?
Pues si lo soy! Desde pequeña se me ha permitido esperar mucho de la vida, y
con mucha dificultad he luchado por que se me permita crear un concepto de mi
propia existencia y de mi futuro amoroso que es mucho más ambicioso que el de
la mayoría de jóvenes entrada a la veintena. Yo quiero a un hombre que este a
la altura de mis expectativas. Lo que me
recuerda un artículo que leí sobre una mujer inglesa que hizo un viaje a
Estados Unidos en 1919 y que escandalizada escribió una carta a sus familiares
británicos contándoles que los americanos malgastaban el carbón, para
calentarse todo el cuerpo entero a la vez! Luego de leer este articulo me
dio por pensar que quizá a mi me
pasaba lo mismo en el aspecto sentimental,
al pretender que el hombre que quiero sea capaz de calentarme todo el mecanismo afectivo a la vez. Una relación
requiere dedicación porque significa que has puesto tu felicidad en las manos
de una sola persona. En esa pagina donde leí el artículo de la mujer inglesa,
encontré otro donde una encuesta reciente revela lo que de verdad buscan las
jóvenes una pareja; un hombre que las “inspire”
requisito no muy fácil de cumplir. Para establecer un punto de comparación el
artículo comparaba una encuesta de 2000 donde jóvenes respondieron que
buscaban: un hombre “honesto y decente”
con capacidad para mantenerlas. Pero hoy en día ya no basta con eso ¡Ahora
queremos que nuestra pareja nos inspire! ¡Todos los días! ¡Ponte las pilas!
Por cierto es exactamente lo que yo siempre esperaba del amor (inspiración, felicidad) creía que
nuestro papel como pareja es “serlo todo” para el otro. Eso pensaba y lo
seguiría pensando si esos artículos no me hubieran hecho replantear mi
argumento. Porque resulta que por primera vez en la vida, me estaba planteando
que quizá tenía un concepto demasiado exigente de una relación.
lunes, 26 de agosto de 2013
lunes, 12 de agosto de 2013
Recuerdo
una conversación que tuve hace unas semanas con una joven a la que conocí en la
fiesta de cumpleaños de una prima, la joven por cortesía me pregunto dónde
estaban mis padres, le dije que solo me acompañaba mi madre, y que mi padre vivía en el extranjero. Al oírlo ello murmuro unas condolencias que sonaron un
poco huecas <y estúpidas> luego insinuó algo como "Tus padres son muy seguros, no todos logran mantenerse unidos pese a la distancia". Cosa a la que no supe contestar, por lo que la joven entendió la situación de mis padres y añadió antes de atacar el sándwich que tenía
en su plato: -Pues mis padres llevan 18 años felizmente casados. Y sé que jamás
se van a separar. ¿Qué se puede contestar ante semejante frase? ¿Felicidades
por afirmar lo que aun no sabes si van a lograr o no? Es obvio que la joven
veía el matrimonio con cierta ingenuidad. El juramento que se hacen el día de
sus bodas es un noble intento de convencerse de que <verdaderamente> lo
que Dios ha unido nadie lo puede separar. Pero, por desgracia, no es Dios
todopoderoso quien hace el juramento, sino una mujer y un hombre bastante menos
poderosos, que pueden traicionar la palabra que han dado. Incluso aunque la
joven de la fiesta aquella estuviera totalmente segura de que sus padres jamás van
a divorciarse, el tema no dependía de ella. Todos los amantes, hasta los más
fieles se enfrentan al abandono contra su voluntad. Esto lo sé por experiencia,
habiendo abandonado a quienes no querían que me fuera, y habiendo sido
abandonada por aquellos a quienes pedí que se quedaran. Sabiéndolo no cuestionaría
jamás a mis padres.
Hay un viejo refrán que dice: “Antes de ir a la guerra reza una oración. Antes de
salir al mar reza dos. Antes de casarte reza tres”.
Pues mis padres se pasaron un año entero rezando, para nada.
miércoles, 7 de agosto de 2013
Sigo esperando aquí… como si tuviese la
certeza de que vas a llegar. Durante mucho tiempo me he mantenido
<en el banquillo de espera> no he hecho más que pensar que la palabra
amor, solo aplica para mi café de las mañanas. Vivo una especie de búsqueda por
la felicidad y esta me ha permitido concentrarme en lo que en verdad quiero. Y
son esas mismas necesidades mínimas de mi lista, que al cumplirlas me llenan
completamente de felicidad. Haciéndome olvidar ese particular tema de los
novios. Claro que a veces me siento sola y no dejo de pensar cuando veo esa
pareja tomada de la mano, dándose un inesperado beso en la frente, que yo
también quisiera eso. Pero sigo esperando aquí. Inexplicablemente tengo la
sensación que aun debo seguir en el banquillo de espera. Como si algo me dijera
cuando estoy a punto de involucrarme sentimentalmente con alguien; Marce nena
este no es tu boleto ganador! Vamos cielo aun no es tiempo. Hecho por el cual doy gracias, quien sabe de cuantas lloraderas sin control, ataques de nervios,
depresiones y toda esa bandada de sentimientos que implica una relación, me he
librado. Procuro mantenerme en otros caminos como el del estudio, la amistad,
la familia, la meditación y el placer. Y esto del placer sonara un poco
contradictorio. Generalmente se piensa que el camino del amor nos produce el
mayor placer de nuestras vidas, eso de ser amados y encontrar al queso de nuestros macarrones, incluso lo que para muchos es lo más importante <el sexo> Cosas
con las que estoy de acuerdo, si para ti amar es el mayor placer de tu vida,
Bien! Pero para mí significa otras cosas; placer por escribir, por escuchar a
paganini, leer a Shelley y a Keats, comer helado y ni hablar del placer que me
produce un buen expresso doble. Todas estas cosas son las que me permiten
mantenerme en mi banquillo de espera tranquilamente. Hasta que ese algo me diga
que ya no debo esperar. Por otra parte, siempre he pensado que me encuentro en
esta situación debido al miedo aun latente de volver amar. Y lo es. Pero no
totalmente, simplemente la persona que llenara mi vida de sorpresas aun no llegar.
Mientras tanto.
Sigo Esperando aquí… como si tuviera la certeza de que vas a llegar.
viernes, 2 de agosto de 2013
Hoy es uno de esos
días donde hubiera querido ser niño o
nacer en otra familia o mejor aún no haber nacido. Hoy es uno de esos días
donde te das cuenta de las diferencias
irreconciliables que existen con tus progenitores y de lo cansado que se
vuelve convivir así. Y piensas; esto
jamás va a cambiar cierto, llegare a los 35 años y ellos seguirán deseando
tener una abogada con hermosos vestidos y
tacones, en lugar de una hija como la que justo ahora no quieren, jamás aceptara lo que yo soy, verdad. Hoy es uno de esos
días donde quieres arrancar algunas ramas de tu árbol genealógico y donde el
repetido en lugar de madurar das pasos
hacia atrás no deja de resonar. Hoy es uno de esos días donde si duele, donde las palabras no se las lleva el viento y como en los casos de
emergencia toca acudir a el cuaderno de notas secreto e intentar consolarte a
puño y letra.
Así inicio agosto
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