Debemos
evitar dejarnos llevar por las divagaciones nostálgicas. No podemos dejarnos
atrapar por el juego de las eternas dudas y remordimientos sobre nuestras
relaciones fallidas o problemas del pasado, aunque sean retorcijones mentales
angustiosos y difíciles de controlar. Buda decía que los problemas <con el
tiempo y espacio suficiente > acababan por desgastarse solos. Lo cierto es
que muchos hemos tenido relaciones cuyos problemas no se habrían desgastado
jamás, ni en cinco vidas consecutivas. El caso es que en algún momento de
nuestras vidas tenemos que dejar de reprocharnos los desastres del pasado, por desastrosos que nos parezcan al
recordarlos y mirar hacia delante. Como dicen: “Mejor no rumiar los errores
del pasado. Más vale rumiar los del futuro.”
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