Reconozco francamente que después de todos los años que han pasado aún tengo luchas con algunas cosas acerca de la enfermedad de mi hermano. Todavía el escuchar explicaciones simplistas y comentarios poco serios me revuelven el estomago. Sobre todo cuando me encuentro con personas que no saben reaccionar ante la terrible situación de otra, y dicen; "orare por tu familia", lo cual puede significar: "realmente ya no estoy escuchando lo que dices". Esa y las explicaciones huecas pueden ser una manera de ponerle fin a la responsabilidad de ayudar a alguien a llevar su carga. Aunque a veces casi puedo escuchar a la gente decirme: No digas eso, No pienses así, ¡Estas loca! cuando intentan "animarme", no puedo evitar querer contestarles; Si mira, ven hablarme otro momento. ¿A quién trataría yo de engañar escondiendo el enojo y el dolor de mi corazón?. Por ejemplo recuerdo el día en que tuvieron que sacarle fluido espinal a mi hermano y fue simplemente doloroso e insoportable, no solo para mi pequeño sino también para mi. Me encontraba en estado de conmoción y me puse a recorrer de un lado a otro el deposito de cadáveres, que esta al fondo del hospital. Aquel era el lugar donde pensaba que yo debería estar, rodeada por la muerte. Estaba luchando con algo más importante que la enfermedad de mi hermano, a pesar de todo lo terrible que esta era. Estaba luchando por entender lo que sucedía. Esa noche mi amigo Leon se llevó la peor parte dejándome hablar y desahogar la frustración y enojo que sentía. No me censuraba, ni tenia que preocuparme por lo que él pensara. No me dio explicaciones, ni cito las repetidas frases cliché. Me permitió hacerle frente a mi dolor.
A veces es extraño como alguien desde la distancia puede comprender mejor lo que otros estando cerca no pueden, y como el solo mero hecho de escuchar y no intentar resolverte el problema te puede dar la sensación de que no estas solo.
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