miércoles, 25 de abril de 2012



Algunas personas no saben cómo reaccionar ante una terrible situación, & yo no fui una excepción. Me molestaba que las personas me dieran explicaciones simplistas & comentarios poco serios, con el fin de animarme. Me irritaba el que citaran Romanos 8:28: todas las cosas cooperan para bien, sin haberse ganado el derecho de tratar de restarle importancia a mi dolor. Sentía deseos de decir:”Hábleme de eso en otra ocasión. Hábleme cuando su hijo sea Down & a los dieciséis años tenga Leucemia. Venga a verme cuando haya tenido una experiencia como ésta, & entonces hablaremos otra vez”. A veces nos acostumbramos tanto al estilo de vida “tenemos que estar animados” que nos volvemos farsantes. Durante muchos meses, casi escuche a la gente decirme: “No diga esas cosas. ¿Qué pasaría si le oyera Dios?” Cómo si Dios no supiera lo que yo estaba pensando & con lo que estaba luchando! Él sabía lo que estaba experimentando, & él comprendía mi ira.
Me acuerdo de una amiga de la familia que vi en un restaurante, unos días después que mi hno tuvo su primera quimio, Estaba sentada en una mesa, & cuando pase caminando por su lado, me tomo de la mano. Dijo: “Marce, creo que Dios ha permitido que esto ocurriera porque ha traído un avivamiento a tu familia” Le dije:” & que va hacer Dios para traer otro avivamiento después que esto haya pasado, cortarle una pierna? ¿& Más tarde un brazo & luego otro? No habría suficiente de mi hno para mantener avivada a nuestra familia, si eso fuera la necesario”.
Cuando uno comienza a buscar respuestas insignificantes como ésas, se deshumaniza a las personas que sufren, & se insulta a Dios. No podía encontrar una explicación del porque mi pequeño ángel ha padecido tanto, pero sabía que las respuestas que me habían dado no eran correctas. Probablemente, lo más importante que aprendí durante todo ese proceso, es lo siguiente: Me di cuenta por completo, de que sólo tenía dos opciones. Una era continuar enojada con Dios & seguir el camino de la desesperación en que me encontraba. La otra era dejar que Dios fuera Dios, & de alguna manera decir:” No sé cuál es el significado de todo esto. No comprendo por qué ha ocurrido. No voy ni siquiera a pedir una explicación”... & dejé todo en las manos de Dios. Fue cuando decidí hacer eso, que pude hacerle frente a mi situación. Reconozco que después de muchos meses aún tengo algunas cosas. Todavía el ver a mi hermano sufriendo las consecuencias de la quimio, me revuelve el estómago. Pero he llegado a darme cuenta de que Dios tiene un propósito supremo & sencillamente yo no entiendo ese propósito. No hay ninguna otra opción. & nuestra familia escogió aferrarse a Dios.