El
recién matrimonio de un par de viejos amigos me ha puesto a pensar <más de lo que quiero debo decir> en Matrimonio
y Maternidad. Si ya sé y si leyeron bien.
Las mujeres de mi familia no han tenido buena pinta en estos temas en especial
con lo del matrimonio, no digo tampoco que todo ha sido fracaso. Pero muchas de
las mujeres a las que más admiro, han pasado por terribles fracasos
matrimoniales, desde divorcios, infidelidades, hasta separaciones por miles y
miles de kilómetros. La abuela Con de casi 70 años, trabajo desde pequeña. Luego
de mayor trabajando hasta la extenuación logro comprar unas tierras y hacerse
de una pequeña casa con un esposo ebrio y mujeriego y 11 hijos, <lo sé>. Cuando le pregunto a mi
abuela como fue criar a 11 hijos y vivir con un esposo así, me dice que fue muy
duro y trágico, pero que el amor, apoyo y el valor que sus hijos le daban la
hacían olvidar esos difíciles momentos. En nuestra familia no somos dados a
recordar cosas trágicas ni a tener conversaciones triste, <a excepción de
mi, que me cree un Blog y en más de 300 post me hecho a hablar todo lo que me pasa>
En fin de esas cosas nunca se hablan. Pese a que mi abuela no es de las que se
quejan, su vida de casada fue bastante dura. Sobra decir que los de su
alrededor <sus hijos> también aguantaron lo suyo. Como mi madre. Parece
que a ella no le sentó muy bien el matrimonio, porque casarse significo el fin
de su independencia. A partir de entonces su vida se convirtió en una
sucesión de privaciones y trabajo duro.
Sin mencionar criar a dos hijos y vivir con un esposo ebrio. Pero el trabajo
duro, la crianza de hijos y tener que lidiar con esposos así, no fue
impedimento para que Con y mi madre no salieran a delante junto con sus hijos. Han sido lo mejor que ellas han podido ser.
Sacrificando pedazos enteros de su vida para que los suyos estuvieran bien. Y
esa siempre ha sido en mi opinión, la metáfora de cómo afecta el matrimonio a
mi gente. Cuando digo <mi gente> me refiero a mi abuela, a mi
madre y las mujeres de mi familia, que son mi legado cultural. Porque todo lo
que hicieron, es lo que todas las mujeres de su generación hacían por su
familia, esposos e hijos. Troceaban lo mejor y más digno de sí mismas y lo
regalaban. Rehacían todo lo suyo para adaptarlo a los demás. Se quedaban sin
nada. Y mentiría si dijera que no me ha influido en la noción que tengo del
matrimonio, o que no me ha llenado de una silenciosa tristeza en cuanto a lo
que casarse implica para una buena mujer, es decir lo muchísimo que le quita.
Pero también estaría mintiendo o reteniendo información si no revelara la
inesperada conversación que mi madre y yo tuvimos hace un mes.
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