¿Por
qué hacemos Yoga? Para estar más agiles
que nuestros amigos? O puede que tengamos un motivo más elevado? Yoga viene del
sanscrito unión, la raíz lingüística
es yuj, y significa <ponerse el
yugo> es decir dedicarse a una labor con la disciplina de un buey. La labor
del yoga es hallar unión entre la mente y el cuerpo, entre el individuo y su
dios, entre nuestros pensamientos y la fuente de estos, incluso entre uno mismo
y esos amigos a veces poco agiles. Muchos tienen la idea de que el yoga
consiste en hacer unos complicados ejercicios donde hay que retorcer mucho el
cuerpo, pero eso solo se hace en el hatha yoga. Los primeros maestros del
yoga no desarrollaron estos ejercicios
para estar en buena forma sino para desentumecer el cuerpo y prepararlo para la
meditación. Al fin y al cabo es difícil pasar mucho tiempo quieto si te duele
la espalda impidiéndote meditar porque solo puedes pensar: <Carajo, me duele la espalda>. El yoga también puede ser
intentar encontrar a Dios mediante la meditación, el estudio, la práctica del
silencio o el mantra. El yoga no compite con ninguna religión, se puede emplear
para acercarse a Krisna, a Jesús, a Mahoma, a Buda o Yahvé. Es un intento de
experimentar nuestra divinidad personal y conservarla para siempre. El yoga está relacionado con el autocontrol y el inmenso
esfuerzo que supone dejar de lamentarnos continuamente de nuestro pasado y de
preocuparnos a todas horas por el futuro para buscar, por el contrario, una
eterna presencia desde la que podamos contemplar pacíficamente a su entorno y a
uno mismo. Solamente desde ese punto de equilibrio mental se nos revelará la
verdadera naturaleza del mundo (y la nuestra).
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