lunes, 17 de marzo de 2014

La niña de los ojos como platos, como platos rotos. Dejo de ser niña y se convirtió en mujer. Dejo de ser mujer y se convirtió en nada. Le duele escuchar las voces de aquellos quienes accidentalmente ahora conocen cada rincón de su ser. Pequeña despierta, la vida es como un abrir y cerrar de ojos… Pequeña inhala, siente como el peso de tus actos caen. Pequeña prepárate, para cambios en tu vida que nunca pensaste. Oh pequeña sonríe, que la simplicidad de reconstruir todo no se sienta difícil. Pequeña ponte de pie, nadie puede salvarte de la nada en que te has convertido excepto tu misma. Pequeña lucha, que esa chispa de vida no se apague y aleja el vació que duerme a tu lado. Pequeña acepta nuestra ayuda! sabes que no sabes qué hacer. El amor que se comparte es el amor que puede salvarte pequeña… Se escucha a diario como una bandada de hirientes susurros atravesando las paredes de papel en aquel hogarY la pequeña mujer convertida en nada acepta nuevamente ayuda, pero se va.

Hasta luego o hasta nunca, hasta algo…

viernes, 14 de marzo de 2014


La vida no es siempre lo que crees que debería ser, no estamos preparados para muchos sucesos. Como el deceso de un ser querido. Y como poder estar preparado para algo así. Aunque todo el mundo habla sobre la muerte, no es hasta que vives una perdida que conoces sobre ella. Y ese segundo entre la vida y la muerte te cambia la vida y la de los tuyos también. Es ese momento donde decides escapar de la realidad o recoger tus lágrimas y guardártelas para cuando realmente las necesites. Acostumbrarte a ver ese cuchillo afilado de una larga o corta vida que comienza a ser afilado por la boca de aquellos quienes sabían que exististe. Y dejar de intentar hallarle sentido a lo que paso, porque simplemente no puedes hallarle un sentido. Los funerales no lo logran tampoco la memoria. Así que, aunque nos cueste respirar adecuadamente después que un ser querido muere, seguir de pie es la mejor opción.

13/03/2014

miércoles, 12 de marzo de 2014

Dormir otra vez se me ha hecho difícil últimamente. No consigo descansar y como lo dije una vez; dormir es una bendición, porque si no duermes, no hay manera de salir de la zanja. Creo que necesito una cita con mi viejo y calvete psicoterapeuta. Pero como muchos saben, soy muy vacilante al pedir ayuda profesional en estos temas. Lo cierto es que ir a verle esta vez, no sería por algún problema amoroso o por los desastres de las enfermedades que han afectado a mi familia, que son los problemas por cuales me he pasado muchas horas con Ricardo el psicoterapeuta pelón. Esta vez el problema del insomnio y las pesadillas se me está saliendo de las manos. No lo saben muchos pues no es un tema que se saque a mitad de una plática, además no me siento cómoda al contarlo, pero llevo meses sufriendo de pesadillas que me hacen despertar agitada, desesperada, con mucho miedo y bañada en sudor. Haciéndome perder el sueño por el resto de la noche. Hecho que me pone de mal humor y sin mencionar el desgaste físico y mental que me provoca. He llegado al punto que me asusta cuando llega la noche, porque sé que me esperan horas y horas de ver el techo o puede que logré conciliar el sueño pero no tardare en despertarme bruscamente con alguna horrible pesadilla, y vamos que si de pesadillas hablamos son espantosas, las detesto, me quitan mucho, me abruman… 
En fin espero poder solucionar esto lo más pronto, y regresar con posts pendientes de un temilla que algunos ya preguntan cómo anda. Hasta luego. 
Dulces sueños.

viernes, 7 de marzo de 2014

Dos amigos.

Dos tesoros. Dos salvavidas. Dos mortales. Dos grandes. Dos mágicos. Dos perturbados. Dos maestros. Dos luchadores. Dos poetas. Dos genios. Dos trabajadores. Dos ganadores. Dos cursis. Dos pañuelos. Dos hombros. Dos dañados. Dos consejeros. Dos escritores. Dos manos. Dos payasos. Dos comelones. Dos bobos. Dos sarcásticos. Dos protectores. Dos locos. Dos psicólogos. Dos hermanos. Dos amigos. 

La más grande de las fortunas, esa que me ha sido obsequiada. 
Un par de locos compañeros, un par de vidas alocadas. 
Que completan mi vida. Que hacen ruido y no se callan. 
Que nunca se rinden conmigo. Que sacan de mi la luz opacada. 
Que me cuidan de aquellos que quieren lastimarme, que me cuidan de mi misma, los más grandes. 
Ese par de tontos que alegran mis días. Que entienden mi ira. Que me engordan o adelgazan.
Que me hablan dulcemente o que retan a miradas. Que me aceptan y me aman. 
Dos amigos, los míos, los más grandes.

-Do Caceres
-Daniel Ortega.