Helen Fisher experta en antropología
amorosa dice que somos más propensos al
amor cuando estamos pasando por un momento malo o especialmente sensible.
Cuanto más intranquilos y desequilibrados estamos, más posibilidades hay de que
nos enamoremos. A vista de todo ello, al pasar por un momento de enorme
tristeza y crisis de identidad, era carne de cañón para el amor, y claro, pasó
lo que pasó. Un joven muchacho llamo mi atención en aquellos sombríos días, y
dada mi tediosa situación no pude evitar ver en su cabeza un cartel que decía
SOLUCION AL PROBLEMA, así que me lancé sobre él, usándolo primero como salvavidas,
aferrándome a sus palabras de aliento que me mantenían a flote (todo eso sin
que él se enterase) Luego intente persuadirme de que ese joven tenía todo lo
que yo necesitaba, escuche los
consejos y sugerencias de aquellos que deseaban que estuviera con el muchacho
que lograba normalizarme el mecanismo afectivo
y de defensa. Quiero decir que, quite
uno de mis candados.
¿Da una cierta impresión de que me estaba
intentando convencer a mi misma?
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