sábado, 21 de febrero de 2015

Conozco personas que se pueden instalar en cualquier sitio del mundo siempre que les dejen un esquinita; yo no, porque soy muy  inquieta. Claro que quiero mi esquinita, pero si se trata de instalarme para siempre quiero estar segura de donde y con quien me estoy metiendo. Creo haberlo mencionado un par de veces ya, yo no me quedo por mucho tiempo y ese es uno de mis peores defectos por no decir el peor. Y  es precisamente esa inquietud que me convierte en una escurridiza  <Prima Marce, la Loca> que se marcha sin previo aviso ni explicaciones.


Ruego me perdonen por ello.


miércoles, 18 de febrero de 2015

In the shallows II

Lo que  aquella situación me demandaba era acudir a mi viejo ritual de ponerme de pie, ser fuerte y no cobijar pensamientos insanos. Pero esa noche había caído a las aguas más profundas de la tristeza y la desesperación. Junto con los estragos de la recaída de mi hermano y las tontas de depresión y soledad acechándome pase la noche entera hecha un ovillo de llanto, intentando convencerme a mí misma de que era una tontería contarme las venas con un cutter, o alguna otra genialidad, como tomarme un frasco de pastillas o salir corriendo a tirarme a la carretera para dejar de sufrir. Pero eso de pasarme la noche contemplando la idea del cutter fue definitivo. 
A la mañana siguiente sabía perfectamente que necesitaba ayuda, no podía pasar otro día sin dormir y comer, apestando la casa de humo y faltando a la universidad. Pero no podía pensar en alguien que pudiera ayudarme. Sabes que hay personas maravillosas cerca tuyo pero cuando has pasado por una situación así y no se te ocurre el nombre de alguno de ellos para llamar y suplicarles ayuda, estas completamente jodido. No podía llamar a mis mejores amigos para contarles lo que paso… ¿De qué serviría? Ya llevaban meses viéndome desmoronarme, viéndome comportarme como una demente. Mi madre que estaba al otro lado de la ciudad no podía ayudarme, suficiente trabajo tenia cuidando a un hijo en el hospital como para llevar a otro en busca de ayuda. Sabía que me pasaba algo pero estaba cada vez más harta del tema. Y con justa razón, había pasado meses descuidando todo lo que me importaba; familia, amigos, estudio. Y estaba exhausta y sola como solo puede estarlo una persona que había dejado de creer y se estaba cayendo a trozos. 


Todo lo que escribo a veces me cura. Y a veces me quema. Lo que no sé es cuándo sucede lo uno y lo otro.

In the shallows I

Estoy sola; estoy completamente sola. Estoy más sola que  la luna. Una vez asimilado el hecho, me pongo de rodillas con la frente en el suelo. Y en esta postura en actitud suplicante, permítanme quedarme así mientras retrocedo en el tiempo, hasta un momento en el que estaba yo exactamente igual en la misma postura: de rodillas en el suelo. En la escena de finales de septiembre o principios de octubre o bien pudo haber sido la semana pasada.  No estaba en el suelo, sino hecha un nudo en mi cama. Hacia frio y era como la una de la mañana, llevaba dos semanas viviendo sola y como siete noches consecutivas escondiéndome debajo de las sabanas y exactamente igual que en las noches anteriores –estaba llorando. Ya no quiero continuar. Estaba haciendo todo lo posible por no enterarme del tema, pero la verdad se me aparecía con una insistencia cada vez mayor. Esta vez todo fue diferente, de verdad no quería continuar. No quiero vivir en esta casa tan grande y fría. No quiero tener que ser fuerte. No quiero continuar, me repetía entre sollozo y sollozo...