Lo
que aquella situación me demandaba era acudir
a mi viejo ritual de ponerme de pie, ser fuerte y no cobijar pensamientos
insanos. Pero esa noche había caído a las aguas más profundas de la tristeza y
la desesperación. Junto con los estragos de la recaída de mi hermano y las
tontas de depresión y soledad acechándome pase la noche entera hecha un ovillo
de llanto, intentando convencerme a mí misma de que era una tontería contarme
las venas con un cutter, o alguna otra genialidad, como tomarme un frasco de
pastillas o salir corriendo a tirarme a la carretera para dejar de sufrir. Pero
eso de pasarme la noche contemplando la idea del cutter fue definitivo.
A la mañana siguiente sabía perfectamente que necesitaba ayuda, no podía pasar otro día sin dormir y comer, apestando la casa de humo y faltando a la universidad. Pero no podía pensar en alguien que pudiera ayudarme. Sabes que hay personas maravillosas cerca tuyo pero cuando has pasado por una situación así y no se te ocurre el nombre de alguno de ellos para llamar y suplicarles ayuda, estas completamente jodido. No podía llamar a mis mejores amigos para contarles lo que paso… ¿De qué serviría? Ya llevaban meses viéndome desmoronarme, viéndome comportarme como una demente. Mi madre que estaba al otro lado de la ciudad no podía ayudarme, suficiente trabajo tenia cuidando a un hijo en el hospital como para llevar a otro en busca de ayuda. Sabía que me pasaba algo pero estaba cada vez más harta del tema. Y con justa razón, había pasado meses descuidando todo lo que me importaba; familia, amigos, estudio. Y estaba exhausta y sola como solo puede estarlo una persona que había dejado de creer y se estaba cayendo a trozos.
A la mañana siguiente sabía perfectamente que necesitaba ayuda, no podía pasar otro día sin dormir y comer, apestando la casa de humo y faltando a la universidad. Pero no podía pensar en alguien que pudiera ayudarme. Sabes que hay personas maravillosas cerca tuyo pero cuando has pasado por una situación así y no se te ocurre el nombre de alguno de ellos para llamar y suplicarles ayuda, estas completamente jodido. No podía llamar a mis mejores amigos para contarles lo que paso… ¿De qué serviría? Ya llevaban meses viéndome desmoronarme, viéndome comportarme como una demente. Mi madre que estaba al otro lado de la ciudad no podía ayudarme, suficiente trabajo tenia cuidando a un hijo en el hospital como para llevar a otro en busca de ayuda. Sabía que me pasaba algo pero estaba cada vez más harta del tema. Y con justa razón, había pasado meses descuidando todo lo que me importaba; familia, amigos, estudio. Y estaba exhausta y sola como solo puede estarlo una persona que había dejado de creer y se estaba cayendo a trozos.
Todo lo que escribo a veces me cura. Y a veces
me quema. Lo que no sé es cuándo sucede lo uno y lo otro.
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