Parker Palmer dijo
una vez hablando de su vida, que la depresión
era el amigo que lo salvaba de los niveles exagerados de falsa euforia en que se que había movido toda su vida.
La depresión lo hacía poner los pies en la tierra decía el maestro, volver a
una normalidad en la cual poder transitar y vivir el mundo real. Pues yo
también he tenido que volver a la
realidad tras meses de falsa euforia basados en una colección de deseos. Años
atrás pase por un periodo de depresión que fue fundamental en mi vida, y
gracias a eso me las he sabido arreglar con el tema de Mau. Tiempo atrás en
lo que a mí me pareció un interminable camino a la normalidad, le dedique
tiempo de soledad a autoanalizarme para intentar entender una serie de
cuestiones dolorosas, y con ayuda de mi sufrido y calvete Ricardo el
psicoterapeuta, logré descubrir el origen de mi comportamiento más destructivo.
Me dedique a escalar, rezar y procure buscarme otras formas de placer. Pasaba mucho
tiempo a solas. Nunca había estado sola hasta entonces, pero logre organizarme
en la soledad. Aprendí a rezar para intentar borrar mis culpas. Pero ante todo
practique el arte del autoconsuelo, resistiéndome a las fugaces tentaciones amorosas
con esta pregunta tan madura: “¿Este amor tiene alguna ventaja a largo plazo?”
en resumen me hice mayor.
lunes, 30 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
Era como si me
hubieran dado un puñetazo que me hubiera cortado la respiración o quitado una
parte vital del cuerpo. Pero sobre todo me
sentía atrapada. No dejaba de pensar ¡Me
quiero ir! Estaba a punto de salir corriendo sin importar lo que los demás
pensaran, sin ni siquiera preocuparme por salir con las manos vacías. Solo
quería correr y escapar. Había experimentado por primera vez esas enormes
fuerzas por dejarlo todo. Me
encontraba lidiando una vez más con las tontas de depresión y soledad… Y el
viejo ritual del cuarto de baño dio comienzo.… <Toda una bandada de sentimientos
insanos dirigiéndose hacia mí, llevándome entre sus afiladas alas hacia el
sombrío lugar donde el cuadro suicida no deja de rondar> Atrapada y sin la
más mínima voluntad de cambiar aquella patética escena, me dio por pensar en mi
pequeño Diego y solo pude ver esa expresión
suya de alivio y alegría que tiene al regresar a casa después de pasar un largo
y tedioso día en el hospital acompañado de Doctores, jeringas y de una madre nerviosa y preocupada. Y entonces
pensé; Marce allá afuera hay personas que
tienen problemas muy gordos y no tienen amigos o a una preocupada madre junto a
ellos, se encuentran solas, pero logran mantenerse firme. No solo porque
alguien les dice que todo estará bien, sino porque lo creen. Y no solo lo
creen, luchan y así consiguen salir a flote. Desafortunadamente no todos tenemos
la suerte de contar con un sistema de apoyo como familia y amigos <y muchos que si lo tenemos, nos olvidamos de
ellos> Así que, los que nos aferramos a ellos en los momentos donde nos
estamos hundiendo, terminamos por encontrar nuestro anhelado salvavidas…
Y yo esa tarde decidí aferrarme a mi pequeño hermano.
viernes, 13 de septiembre de 2013
Esta
semana me ha parecido eterna y sombría. Hubo un día donde me encontraba
totalmente desorientada, sola, sentada en una vieja banca esperando clases,
cuando me llevo las manos a la cara por un buen rato y cuando al fin levanto la
vista, veo que una de las mujeres que trabaja en la U ha dejado de limpiar y
está apoyada en un mostrador mirándome,
entonces la miro, sacudo la cabeza y Dios no se qué mirada le lanzo que ella
asiente amablemente y parece como si me entendiera. Luego suena mi teléfono.
Era Kary mi prima y compañera de clases, esta asombrada. Dice que lleva más de
media hora esperándome. Está preocupada, porque suele ser ella quien llega
tarde o no entra a clase. Estaba bastante segura de que… pero ¿No tocamos
juntas? A la que se le había olvidado era a mí. No estaba de humor para ver a
nadie, pero no pude explicárselo, asique dice que viene por mí, unos minutos
después la veo, parece que me veía tan mal que llega y me abraza, me pregunta
que tengo, abro la boca para contestarle y me pongo llorar. Perdón quiero decir
que me puse aullar. Me refiero a ese
llanto tremendo entrecortado con doble bufido, que es cuando inhalas dos
boqueadas histéricas de oxigeno con cada sollozo. ¡Pobre Kary! Me vuelve a preguntar
qué me pasa, y solo pude sacudir la cabeza
y seguir gimoteando. Estaba muy avergonzada y lo siento mucho por ella, sentada
en la entrada de la universidad con su prima llorona. Por fin consigo
explicarle que mi tristeza es por alguien y tragando aire me disculpo por el número
que estoy montando. Entonces se hace cargo de la situación, no te disculpes por
llorar es mejor sacarlo me dice, dándome unos klínex que lleva en su cartera y
añade, vamos a un mejor lugar. Tiene razón la entrada de la universidad es un
sitio demasiado público para un ataque de nervios. Asique me lleva a otro lugar,
y espera a ver si se me pasa. Lo único que podía hacer era restregarme los ojos
para ver si lograba detener las lágrimas. Ella y yo casi nunca hablamos de
temas personales, pero mi lloradera forzó un nuevo nivel de conversación. Ojala
no hubiera sido en estas circunstancias. Lo siento pero no te entiendo me dice,
alguien te ha hecho algo? Yo aun no sabía que decir. Entonces ella sonríe y me
dice para animarme: Habla como comes,
sabe que es una de las expresiones italianas
que más me gustan. Asique trago aire y le doy una versión muy resumida
(pero completa, eso sí) de mi situación: es una historia con alguien Kary. Entonces vuelvo a cubrirme los ojos con las manos
y las lágrimas se me escapan entre los dedos. Bendita mi prima que no intentó
consolarme poniéndome un brazo en los hombros ni demostrando la menor
incomodidad ante mi explosión de tristeza. En lugar de eso soporta mis lágrimas
hasta que me tranquilizo. Luego se
dirige a mí con un gesto muy comprensivo eligiendo cada palabra cuidadosamente
(como profesora suya que soy, y experta en este arte, que orgullosa estuve esa
mañana) y me dice, hablando despacio, pronunciando claramente con cariño:
-Vamos por un buen espresso doble y comamos donut holes.
lunes, 9 de septiembre de 2013
domingo, 1 de septiembre de 2013
Buda tampoco era
muy partidario del amor. Recordemos que antes de convertirse en el perfecto
iluminado abandonó a su esposa e hijo para seguir su camino espiritual sin
problemas. Buda pregonaba que sólo los célibes
solitarios pueden llegar a la iluminación. De igual modo, el budismo
tradicional siempre ha recelado las relaciones y el matrimonio, si la senda
budista aboga el distanciamiento del
mundo, la esencia de estos lazos afectivos es el desapego a la pareja,
esposo y hogar. Es decir, el apego ha todo lo que se debe abandonar para
conseguir ese estado permanente de iluminación. Lo que me pone a pensar; está
claro que todahistoria que se basa en el deseo trae consigo como
el sapiente Buda lo dice <sufrimiento>
seguido de una infinita nube de ansiedades. Pero lo malo es que todos estamos dominados por el deseo; es la marca de nuestra existencia
y nos puede destrozar la vida propia y ajena.
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