La
vida es un continuo proceso de cambio, y experiencias transitorias, y por más
que existan decenas de miles de personas, todos compartimos el mismo deseo de
no sufrir. Desde los presidentes y multimillonarios hasta el cartero y el
jardinero, todos quieren ser felices. Obviamente la definición de felicidad
difiere mucho según la persona. Hay quienes consideran que la felicidad se
limita simplemente a sobrevivir, mientras que para otro significa tener
quinientos pares de zapatos, y para un tercero consiste en tener los brazos
tatuados como David Beckham. Hay veces incluso en que el precio de la felicidad
consiste en matar a otro ser vivo, como hacen quienes se alimentan de sopa de
aleta de tiburón, de patas de vaca o de pene de tigre. Hay quienes prefieren el
tierno cosquilleo de una pluma, mientras otros todavía continúan en la búsqueda
de su felicidad. Pero al final he llegado a creer en algo que yo llamo la
naturaleza de la felicidad, una fuerza del universo que se rige por leyes tan
reales como la ley de la gravedad, la regla de la naturaleza de la felicidad
viene a decir algo así; si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te
protege y te consuele, lo cual puede ser desde tu casa hasta viejos rencores y
aventurarte en un camino en busca de la verdad, ya sea interior o exterior y si
estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese recorrido te ilumine y a que todo
el que te encuentres por el camino te enseñe algo, y si estás preparado sobre
todo a enfrentar y perdonar algunas de las realidades más duras de ti mismo,
entonces la felicidad no te será negada. No puedo evitar creer en ello después
de lo que he vivido.
lunes, 28 de octubre de 2013
viernes, 25 de octubre de 2013
Un
amigo me llevo a un sitio impresionante esta semana, se llama Volcán Ilamatepec. Tiene una altura de 2.381 msnm y es el más alto de mi país. Estando
allí como podríamos imaginar que en su
última erupción en 2005 lo hubiese convertido en un montón de escombros, sin
accesibilidad alguna y sin vida. Es uno de los lugares más hermosos y
solitarios de El Salvador, la vida ha ido creciendo a su alrededor durante estos últimos años es como una bella
herida, como un desengaño amoroso al que te aferras, por el placer del dolor.
Todos queremos que nada cambie, nos conformamos con vivir infelices porque nos
da miedo el cambio, y que todo quede
reducido a escombros. Pero al contemplar ese sitio, la fuerza de la naturaleza
que ha soportado, la forma en la que se ha adaptado, derrumbado y luego hallado
el modo de volverse a levantar me anima,
a lo mejor estos últimos años de mi vida no han sido un accidente múltiple y es
el mundo el que lo es, y el único engaño es intentar aferrarse a ella a toda
costa. Los vestigios son un regalo, un camino hacía la reformación. Incluso en
este país pequeño, el Ilamatepec me ha enseñado que debemos estar siempre
preparados para infinitas oleadas de transformación.
jueves, 24 de octubre de 2013
Aprendí
la lección anterior por suerte a muy temprana edad. Lo que significaba que
nunca tomaba la elección correcta, porque estaba llenando un asiento vacío, un plato vació un ser vació. Ahora he decido tratarme como si fuera mi propio novio. Y
soy tan bueno conmigo. Me llevo a lugares hermosos, me digo las palabras más
reconfortantes, me pregunto todos los días ¿Qué necesitas cielo? ¿Qué puedo
hacer por ti? Terminando por tener un increíble tiempo juntos. Yo y yo. De tal
manera que cuando finalmente conozca al hombre que me trate exactamente tan
bien y tan tiernamente como yo había estado tratándome a mí misma, mi corazón
lo reconozca y diga: Esto es bueno. Es a lo que nos hemos estado acostumbrando.
Si no lo hubiera hecho mi corazón aun no supiera cómo ser tratado bien, lo que
es bueno, y se conformaría con lo menos. Asique seis meses, hice que esa chica
me prometiera seis meses de relación con su yo.
Luego nos abrazamos. Y era como una
especie de comic. –ahí estaba yo, una perfecta desconocida; y ella, un corazón
roto que estaba de acuerdo con mi petición de meterse en el celibato por medio
año. Al menos medio año. Aunque creo que ella lo sabía, sabía que lo necesitaba.
Permanecer en soledad hasta que no la asustara más. Hasta que no quisiera salir
a engraparse con el siguiente cuerpo caliente que llegue.
Para aquellos que por ahí han estado solos durante años, por supuesto que
alguien les diga esto no tiene ningún significado, porque algunos temen lo
contrario (la intimidad, el riesgo) este consejo es para aquellos que solían
ser como yo, corriendo por ahí para llenar un vacío con nada ni nadie.
domingo, 20 de octubre de 2013
Del lado de la soledad. Era una idea que quería
ampliar desde hace mucho, especialmente después de una conversación que tuve
esta semana con un precioso corazón roto de una mujer de 26 años que estaba en
la cafetería a la que siempre voy. Nunca había visto a esta mujer antes, pero
empezamos hablar de la forma en que dos perfectas conocidas lo hacen sobre el
amor y la perdida. (Habrá algún otro tema de conversación en las cafeterías?)
Ella me dijo que acababa de dejar a su novio de 3 años, porque estaba harta de no
ser tratada como algo valioso, asique dijo: “Tengo que conseguirme a alguien mejor”
Me encontraba a mi misma tomando la mano de esta mujer (a la que nunca había
conocido antes) y diciendo con la mayor urgencia: ¿Prométeme que primero
pasaras al menos seis meses sola antes? ¿Prométeme que repararas ese corazón
roto antes de meter de nuevo a alguien? ¿Promete que en al menos tendrás seis
meses de celibato antes de tirarte a otro hombre? Promételo! Ella parecía
desconcertada y dijo: Pero me siento aburrida y sola. Y no quiero ver televisión sola por
las tardes. Entonces le dije mi teoría de cómo <una
de las cosas más importantes que tenemos que aprender en la vida es como estar
solo> Tenemos que aprender a
sentarnos a través de la incomodidad y el pánico de la soledad, para que
podamos llegar al otro lado y darnos cuenta de que no nos mato. Leí un caso
de una mujer de 50 años que decía que nunca dejaría a su marido abusivo, porque
“no quería tener que entrar a un restaurante o fiesta sola.” Mis queridos amigos, en algún momento tenemos
que aprender a caminar en una fiesta o un restaurante solos. De lo contrario,
estaremos dispuestos a caminar con nadie (o peor aún, salir con nadie.) Tenemos que aprender a soportar nuestra
propia compañía y mantener la cabeza bien alta. Y a veces después de
bastante tiempo a solas, incluso podemos aprender a disfrutar de nosotros
mismos. Y lo mejor de todo, después de bastante tiempo a veces podemos aprender
a reverenciar a nosotros mismos.
lunes, 14 de octubre de 2013
El
Bhagavad Gita- la base sanscrita fundamental del yoga, mantiene que más vale
vivir tu propio destino imperfectamente que vivir a la perfección el destino de
otra persona. Por eso comencé a vivir mi propia vida. Por imperfecta y torpe
que parezca, al fin comienza a parecerse a mí, la mires por donde la mires. Mi
vida comenzó adquirir grandes proporciones de sentido y felicidad cuando deje de tratar de demostrarme a mi misma
o a cualquier otra persona que era una mortal delicada, cansada, rota y frágil.
Comencé a recordar quien en realidad
soy: una persona que desciende de innumerables generaciones de seres humanos
que SOBREVIVIERON. En una palabra, por describirlos: FUERTES. Yo no sé lo que
millones de personas han padecido y padecen. Pero te puedo decir sin ninguna
duda que tú también eres fuerte. Si estás aquí en la tierra, es porque tus
ancestros sobrevivieron. Sobrevivieron cosas impensables, insoportables. Y tú
también lo harás. Asique en esos días, cuando siento que me pongo llorosa o
trágica o víctima o abrumada o en pánico y paranoia o en autocompasión, me digo a mi misma: Pues
bien Marce, son sentimientos naturales, no tienes por qué avergonzarte de nada
de eso. Pero no deshonres la lucha y la resistencia de tu herencia humana
jugando débil, sin volver a intentar levantarte. Porque eres fuerte. Como estoy
segura que tu también, eres más poderoso de lo que puedes imaginar. Asique
vamos de frente, sea lo que sea, vaya a ser un guerrero. FORZA!
lunes, 7 de octubre de 2013
Cuando
alguien desaparece de tu vida, y puede que ya no vayas a ver a esa persona
nunca más, o si las cosas con esa persona han cambiado o simplemente si su camino
se separa del tuyo y no puedes decirle todas las cosas que te quedan o gustaría
decirle. Puedes coger papel y lápiz. Y escribirle una carta que puede ser eterna
o una palabra, se la escribes a esa persona que se fue pero no la mandas, la
doblas y luego la acercas a una llama y
la quemas, entonces el viento se la lleva... Y así el dolor ya no se te queda tan dentro.
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